4 de junio de 2013

CUADRAGÉSIMA TERCERA ESCENA

Ya no quiero recordar mi pasado, le pido perdón a mis experiencias, a ellas, a las que reconozco y a las que se se aparecen repentinamente en mis sueños, vuelvo a pensar en la hermosa bailarina que me robó el sueño, siento dolor en el pecho, reacciono, creo que no vale la pena continuar luchando en vano, ya era una realidad inminente mi imposibilidad de conseguir el amor de Hanna; quiero buscar un alivio para mis penas. Me dirijo a un bar, desconocido donde estaba seguro que no iría a encontrarme con alguno de mis amigos, reconozco que no es necesario perder el tiempo con personas que nunca podrían aportar nada importante para recuperarme; al final de la calle encuentro un lugar iluminado con letrero que dice "El bar de Tommy's", es mi tocayo, me digo a mi mismo, rogándole al cielo que no sea parecido a mi nombre pasado de hombre macho, tomo la decisión de entrar en el sintió sin el deseo de conocer a nadie. El lugar se encuentra repleto; en la barra hay una hermosa dama que está sola tomándose una copa, parece que no quiere mirar a ningún lugar, y sus ojos buscan algo en el techo donde no hay nada, la observo con detenimiento mientras descubro que sus mejillas se encuentran empapadas en lágrimas; recuerdo a Rebeca y su tristeza, el primer llanto que golpeó mi alama, esta vez vuelve a hacerlo; pienso que esta mujer llora por culpa de algún hombre malvado como lo había había sido yo en el pasado, no puedo aceptarlo, siento la necesidad de consolar aquel espíritu solitario, pero por primera vez tengo miedo de equivocarme. ¿Será que podrá rechazarme? ¿Acaso pensará que podré hacerle daño? -No, algo así no podrá volver a ocurrir jamás -me reafirmé.
   Me dirijo al baño, me mojo el cabello. Estoy asustado. Vuelvo a salir sintiéndome un poco inseguro y sin embargo me atrevo a decirle algo.

   -¿Tienes algún problema? ¿Puedo ayudarte en algo? -trato de dirigirme a ella de manera simple para no ofenderla.
   -Muchas gracias señor, no se preocupe, estoy bien.

   Aquellas palabras llegan como garrote hasta mi pecho; nunca una mujer tan joven y hermosa como la que mis ojos estaban viendo, se habían dirigido a mí con la palabra señor. No sé por qué me siento tan debilitado en ese momento, vuelvo a sentirme viejo, esta noticia entra por mi oídos, baja por mi garganta, llega hasta mi corazón y empiezo a desangrarme, siento que muero, no soy capaz de tomarme ni una sola copa, el mesero me mira aterrado,y yo empiezo a mirar con ojos de loco salgo corriendo de aquel lugar, me siento acabado. Comienzo a recorrer las calles mientras escucho ruidos de gente que murmura y me hablar al mismo tiempo, trato de entender esas palabras, oigo voces de hombres y de mujeres que comienzan a reír a carcajadas, siento que se están burlando de mi figura, de mi cara con nuevas y tenebrosas arrugas, de mi vida; es mi pasado que no quiere soltarme y mucho menos perdonar mis culpas, es mi conciencia que me habla para darme la noticia de que me convierto en viejo, son mis amigos que en mi mente me dicen que soy un estúpido, es la felicidad de cada orgasmo compartido y las lágrimas postreras a la hora del descubrimiento de mis verdaderas intenciones con ellas, son las palabras de aquella hermosa mujer del bar que con su tristeza en el rostro me dicen que voy camino hacia mi tumba. Comienzo a sentirme vacío, solitario, vencido, siento la necesidad de encontrar el amor de alguien, pero estoy agotado, no sé como lograrlo. ¿Cómo creer en la honestidad, cuando hasta el momento sólo había vivido inmerso en mi propia mentira? ¿Cómo dibujar un mundo diferente al que me conocía? ¿Cómo encontrar el apoyo de alguien que no tuviera el cerebro contaminado con la misma porquería? ¿Cómo abrir de nuevo los ojos y toparme con una realidad distinta?
   Continúo caminando, no quiero pensar, siento la necesidad de superarlo, miro hacia arriba, descubro el firmamento, hay miles de estrellas, me detengo en una, es la más brillante. De inmediato recupero una paz liviana que me reconforta, respiro lenta y profundamente, intento perdonarme de nuevo, vuelvo la mirada, veo una sombra, agudizo los ojos y descubro que es Hanna que aparece en la distancia, siento que mi autoestima está destrozada y no me importa continuar golpeándola, salgo corriendo a buscarla, siento emoción con cada uno de mis pasos, me tiro en sus brazos y me caigo. Hanna no estaba, era mi obsesión castigándome, escucho nuevas voces, regreso la vista, alcanzo a ver a tres tipos, me siento en riesgo cuando descubro sus peligrosos rostros, salgo corriendo, se ríen al evidenciar mi pánico, me gritan gallina, mientras me insultan con una variedad de hirientes palabras, me persiguen, sospecho que me harán daño, tengo pánico, mi corazón palpita. Van a matarme. Siento un fuerte golpe en la espalda, estoy vencido, caigo al suelo, no vuelvo a verlos, tampoco me vuelvo a ver un por un largo rato.




¡Auch! :s

2 comentarios:

  1. ay Dios Tom ya parece paranoicoo..!!
    pobre tanto le afecto la palabra señor..!!

    siguelaaa esta muy interesante :D
    bye cuidate

    ResponderEliminar
  2. Wow!!
    que onda con Tom
    no soportó la palabra Señor jajaja
    owww ya quiero leer más
    cuídate bye y gracias por pasarte a mi fic

    ResponderEliminar

Nos vemos en la siguiente escena.
Gracias :3