27 de febrero de 2013

VIGÉSIMA ESCENA

La penetrante oscuridad del lugar dilató mis pupilas y agudizó mi vista para permitirme identificar aquellas hermosas curvas de cabello azul brillante que en el centro del escenario se movían al compás de la música. Yo me encontraba ingresando a un lugar donde los hombres libres y solitarios nos divertíamos, y de paso, nos permitía bañar nuestras penas con buen licor, música, y hermosas chicas de diferentes variedades, que desde la distancia nos invitaban a saborearla; pero esta vez, Kristen, la más exótica que mis ojos pudieron ver, despertó mis deseos más reprimidos por culpa de una mujer llamada Stephanie, que había abusado de mí la noche anterior. Me sentí pleno cuando descubrí que Kristen iba a convertirse en la salvación de mi autoestima, y de paso, de mi temporada de vacaciones. Su pequeño bikini me dio la oportunidad de deleitarme viendo sus redondas caderas que se movían con sensualidad para poner mi mente a volar; y sus senos erguidos, y su angosta cintura, y su rostro perfecto; y yo agradeciéndole al cielo por haber hecho de mi costilla, miles de movimientos. Las mujeres. El mayor deleite carnal. Todavía lo recuerdo y sigo sin entender cómo hice para soportar tanto calor por culpa del hacinamiento ocasionado por la multitud de hombres que en su furor, hervían de placer al ver el show; y sus amigos cómplices pidiendo pista para conseguir la menta. Todos brindaban por ella, y al final, algunos regresaban sin probar por falta de dinero, o por falta de cojones, pero siempre terminaban descargando sus deseos ese mismo día o al día siguiente en la primera mujer que cruzara su camino, fuese esposa, amiga amante; obviamente, si alguno se los permitía, y en el peor de los casos, con sus propias manos, pues en esa ocasión no importaba el sujeto sino el verbo. Aquellos que contaban con el dinero y los cojones lo lograban, y los que teníamos la suerte, como en mi caso particular, salíamos dándole doblemente gracias al Cielo por poder disfrutar de los placeres terrenales. Y digo mi suerte personal porque una vez más no tuve que pagar, y yo como experto conquistador, le pude echar el mismo rollo de siempre, y para mi fortuna, ella se lo comió enterito y al final cayó:
   Esa noche, al terminar el espectáculo, me fui para su camerino, recordé a Rachel y nuestro sueño, pero no, esta vez era importante ser muy cauto, pues la mujer que estaba en frente mío era muy lista. Cuando entré, ella se encontraba quitándose la peluca azul frente al espejo de luces y se detuvo en el instante en que me vio a través del cristal.

  -¿Quién le ha permitido pasar? ¿Acaso no sabe leer? ¿No leyó el letrero de la entrada? -me gustan las mujeres con carácter. Pensé para mis adentros cuando escuché sus palabras y su tono de advertencia.
   -Claro que sí, lo leí, discúlpeme por interrumpirla, y créame que no voy a hacerle daño, sólo quería invitarla a tomarse un café conmigo en un lugar más tranquilo.

   La hermosa mujer me dijo que se encontraba muy ocupada y que si quería verla más tarde, tendría que esperar afuera un buen rato.

   -Por supuesto que la esperaría toda mi vida si fuera necesario, con tal de que me permita disfrutar de su compañía, así sea solamente diez minutos.

   La mujer se rió al escuchar esas palabras tan cursis que me salieron en ese momento. Agradecí la facilidad con la que mi argumento tan pobre me ayudó a romper el hielo con rapidez. Sentí una energía rara que se apoderó del cuarto; creo que esa era típica empatía que no existe con todo el mundo a primera vista, pero que cuando se siente por alguien, se identifica de inmediato.

   -¡Qué chistosa su manera de seducir! ¿No le parece un poco pasada de moda? -me lo dice mientras aterriza con una pequeña sonrisa.
   -Es increíble lo que estoy escuchando -dice en voz alta, algo parecido a un pensamiento.

   Intento pensar en cualquier cosa para responderle, pero no hallo ninguna disculpa válida para salirme de tan bochornosa plática, y cuando intento decir cualquier barrasado, ella me lo permite.

   -Está bien, no se preocupe, voy a aceptarle su invitación, sólo déme unos minutos y enseguida salgo.
   -Está bien, la espera afuera -en ese instante me sentí el hombre más ridículo de todos, no sé en que momento se me fueron las luces de hombre seductor; no sé si el hecho de verla semidesnuda y sola en aquel camerino de colores, o los recuerdos de mi último encuentro mental con Rachel, fue lo que no me permitió concentrarme. Ya no me importó cuando me vi en medio de otra oportunidad distinta, como un nuevo regalo del destino. Y lo mejor de todo, mi amigo Carlos como testigo del suceso.
   Fue increíble lo que mis ojos vieron cuando me desperté del viaje de pensamientos; se trataba de otra mujer diferente a lo que acababa de ver con mi amigo en la función; traía unas zapatillas delgadas y en punta, una falda que bajaba hasta el comienzo de sus rodillas de forma elegante y estilizada, y una pequeña chaqueta de cuero negra que le cubría una de sus partes más bonitas, pero que dejaba ver la tercera parte de sus senos de una manera muy sutil pero hermosa; su cabello brillaba fuertemente y bajaba en un tono entre dorado y rosa.Su maquillaje era distinto, suave y decente; nada en comparación con la mujer que había visto hacía unos minutos. Parecía una ejecutiva de alto nivel de una de las empresas más importantes del mundo.

   -Buenas noches, por fin lista para el café prometido -no pude creerlo cuando confirmé que se trataba de la misma persona.
   -¿Tu nombre? -pregunté sin saber que otra cosa decir a semejante divinidad.
   -Kristen -respondió a secas.
   -Me gusta tu nombre -esta vez me sentí bloqueado al saber que estaba frente a otro tipo de persona; era increíble la manera en que ella empezaba a inspirarme respeto, y no ser capaz de inventar cualquier piropo de baja calidad para alguien que parecía ser distinta a las mujeres que bailaban en aquellos lugares.
   En medio de nuestro café, Paula me confesó que nunca había tenido relaciones sexuales con ninguno de los hombres que iban a deleitarse con su cuerpo, que ese trabajo para ella era su profesión, que había sido bailarina de ballet y que en vista de que el arte en el mundo no era muy bien pagado, prefirió seguir con su carrera con la variaciones que trae la profesión, disfrutando del baile, que era lo que más le gustaba hacer, y dándose una vida de lujos que nunca imaginé que pudiera darse una chica como ésas, pues lo comprobé horas más tarde cuando me invitó a cenar a su casa, me enseñó las fotos de su ex esposo y la de dos hermosos hijos que tenía, que en ese momento se encontraban de vacaciones en casa de sus abuelos.
   Tenía una inmensa cava de vinos en la amplia sala de su casa, de donde sacó el mejor añejo que había guardado por años, hasta encontrar un buen motivo de celebración inspirado por un hombre apuesto como yo; pues esas fueron sus palabras a la hora de abrir la botella. Me sentí bloqueado, no fui capaz de seducirla; me impresionó la manera tan ordenada en que manejaba su vida, su seguridad al hablar, sus méritos, sus trofeos de bailarina, las fotos de los recorridos por el mundo entero con su anterior pareja, y el discurso final en el que contó su vida completo, y descubrí que el esposo la había dejado por hermosa y porque no pudo soportar que la fuerte presión del asedio de miles de hombres cazadores que a diario buscaban una noche de placer con ella, no soportó su profesión, y mucho menos el tener que sentirse humillado por culpa de los altos ingresos que por el trabajo de ella entraban a casa, muchísimo más altos de lo que él llevaba.
   Al comienzo, había pensado que todo esos lujos que vi cuando entré a su residencia era producto de su profesión de prostituta disfrazada, pero apenas me narró su historia, empecé a sentirme un poco débil en mi autoestima; creía que esta mujer me estaba acorralando y que su carácter superaría mi galantería y mi experiencia de seductor. La conversación avanzó, nos acercamos un poco al calor de las copas y cuando ella quiso se despidió haciendo extensiva nuestra invitación para el siguiente día, en vista de que pronto se acabaría mi temporada de caza. Perdón, de vacaciones.
   Ésa fue una de mis más noches de insomnio, pues me la pasé en vela pensando en cuál tendría que ser mio estrategia al día siguiente para probar semejante mujer tan exquisita que la vida me estaba poniendo en frente de los ojos, y al fin poder desahogar mis ganas reprimidas desde la noche que estuve con Stephanie.
   No es posible que se me haya borrado de la memoria la manera en que pude seducirla, sólo la recuerdo sudando fuertemente conmigo, su ardor, sus curvas de carnes como una guitarra que gemía, masturbándose como una campeona, teniendo múltiples orgasmos y acompañándome en lo que la vida pudo regalarme como premio a la represión de los últimos días. Aquella noche supe que la fleché de inmediato y al mismo tiempo yo también quedé flechado. El único problema que tuve al final de mi temporada, fue cuando perdí su número telefónico en mi viaje de regreso a casa, por la torpeza de haber dejado en el baño del aeropuerto mi maletín con su tarjeta, algunos regalos para mi madre y la ropa interior que le traía a mis otras novias.
   ¡Ah! Suspiro con mis remembranzas mientras mi amigo Sheldon se despierta y yo vuelvo a masturbarme en nombre del recuerdo de Kristen. Una de las mejores amantes que había disfrutado en toda mi vida. No sé por qué empiezo a degustar el verdadero placer de una masturbación, que desde ese momento empieza a convertirse en una de mis especialidades.


e.e Claro e.e. Estem capítulo estuvo laaaaargo =.=.
Adiós ;-). 
PD: perdonen la demora :C 

1 comentario:

  1. Ya quiero en que acabara Tom con quien??
    Esta genial ka fic :D
    siguelaa.. Bye

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Nos vemos en la siguiente escena.
Gracias :3