14 de marzo de 2013

VIGÉSIMA CUARTA ESCENA

No supe en qué momento empecé a sentirme tan culpable; no sé si fueron mis recuerdos con (Name) y la forma en que pude convencerla para que abortara a mi hijo; tampoco supe si fue la manera absurda como logré que Marie me entregara su virginidad. Había algo que empezaba a producir una profunda mella en mí; posiblemente fue la situación que vivió Penny con Carlos y que de paso, nos ayudó a todos a perder para siempre la amistad de nuestro entrañable Gerard, que luego de describir su mala conducta con las mujeres al haber visto padecer a su hermana menor, decidió cambiar de amistades, eso le ayudó a corregir su camino y se convirtió en hombre de bien. Esta vez creo que había un sentimiento adicional que no quería salir de mi mente como uno de mis mayores secretos, una especie de traición que me golpeaba, no me dejaba dormir y para mi desgracia, nunca podría contárselo a ninguno de mis amigos; y es la historia secreta que había vivido con Susan, la amante de Carlos. Esta vez tuve que confesar mis pecados frente al espejo de mi cuarto. No encontré otro remedio.
   Levanté la mirada, me desnudé, volvía  ver mi cuerpo hermoso y no pude confesarme a mí mismo, ésa no era la manera para lograrlo; me quería demasiado y de esa forma nunca podría sentirme culpable de mis pecados. ¿Qué debía hacer entonces para reivindicar mi espíritu? Volví a vestirme, caminé lentamente, cogí lápiz y papel y me dirigí hacia mi escritorio. Empecé unas líneas:
  
   Querido diario: creo que esta vez me equivoqué, y no encuentro la manera de confesar mis culpas. Tuve sexo con Susan, y lo peor de todo es que no me había dado cuenta hasta mi última conversación con Carlos, cuando me contó que había sido invitado a una fiesta de máscaras... Me sentí ridículo escribiendo tantas estupideces, decidí romper el papel y tirarme a la cama, estaba volviéndome loco; aquél evento con Susan se me había borrado de la mente por completo hasta que Carlos me contó de su invitación a la fiesta de disfraces y que allí había conocido a Cleopatra; la pelinegra más hermosa que había visto en toda su vida. Creo que aquella historia que me contaba Carlos me hizo recordar a aquella gata de uñas largas con quien había tenido una de las escenas más locas dos meses atras, y tratando de recordarla pude identificar su voz y su figura borrosa con la cara de Susan; en realidad sí lo era, ¡qué mala noticia el haberme descubierto con ella! Fue para mí una desgracia escuchar la historia de Carlos acerca de su nueva Cleopatra. -¡No puede ser! -me dije para mis adentros - ¡soy el peor de los patanes del mundo!
   Luego de organizar mis recuerdos, intenté encontrar la manera de perdonarme; no lo pude lograr; mi vida se había convertido en un fiasco, y al pensar que estaba próxima mi presentación de baile con Hanna se me ponía la piel de gallina. Y después, ¿qué pasara con mi vida? Le pregunté a mi mente. No pudo respondérmelo. ¿Qué me estaba sucediendo? Quise llamar a alguien para desahogar mis penas, y cuando iba a marcar al primer número telefónico, recordé que todos mis amigos eran idénticos a mí; me acordé de la sapiencia de mi madre cuando con sus palabras me decía que los pájaros del mismo plumaje siempre andan en la misma bandada. Tiré la bocina. Luego quise buscar en mi memoria alguna buena amiga con quién compatir mi desgtracia y para mi desilución, descubrí que todas ellas siempre habían estado condicionadas a entregarme su cuerpo, por lo tanto, no encontraría ni una sola que quisiera escuchar mi voz, ni estando en su último minuto de vida. Quise hablar con mi madre pero se encontraba muy molesta por mi abandono; mi hermano; él no había cumplido un papel importante en mi vida, creo que hasta mi familia estaba perdiendo. Un dolor inmenso se apoderó de mis entrañas, era algo extraño que nunca antes había sentido en ninguna parte de mi cuerpo, empezó a llover por mis ojos. ¡No puede ser! Por primera vez estaba llorando. No encontré otra salida más que pensar en Hanna. Me reconforté, y suspiré apenas me sentí cerca de su cuerpo, me dió seguridad, logré descubrir en mi interior la necesidad de cambiar.



Gracias por esperar, chicas :$$'.
Ya estoy por temrinar mis exámenes (no puede ser); y ya casi estoy por cumplir los 16 xd (sí, soy vieja LOL) el domingo c: . Bueno, eso a nadie le importa xd.
Adiós ;-). 

3 comentarios:

  1. Ay ojala Tom cambiee!!

    Delilah yo tengo 21 años tu aun eres muy chiquilla :D

    suerte en tus examenes.. Bye cuidate :D

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  2. si Tom tiene que cambiar
    que suerte que ya estas por terminar los exámenes
    ALLES GUTE ZUM GEBUSRSTAG (FELIZ CUMPLAÑOS)
    que la pases bien y que todos los chicos de Tokio hotel te abracen bien fuerte
    bye cye:)

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  3. perdon por tardar en comentar, me encanto el cap
    en serio que Tom es todo un caso
    felicidades por tus 16 años aww!! tenemos la misma edad :)
    cuidate bye

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Nos vemos en la siguiente escena.
Gracias :3