17 de junio de 2013

CUADRAGÉSIMA SEXTA ESCENA

Mi madre tenía razón. Brynne era preciosa; alcancé a verla sentada desde lejos en el café donde nos habíamos citado. Intenté recordarla, pero no pude reconocer sus facciones; no supe si fue su extrema belleza la que bloqueó mi mente en ese momento, o la nube de mujeres que ocupaban mi memoria, las que no me lo permitieron. El lugar se encontraba lleno de una tenue luz de atardecer que empezaba a despedirse por entre las montañas del extremo izquierdo del horizonte, y hacía que ella se viera aún más exótica con su sonrisa y hermosa cabellera. ¿De qué podría reírse una linda mujer estando sola? Me acordé del refrán de mi madre, que decía "el que a sola se ríe, de sus picardías se acuerda"; era mejor no pensar en las picardías de una mujer bella, para no tener que descubrir el padecimiento que muy seguramente tuvo que sufrir con cada paso, y en cada esquina por culpa del acecho de cazadores perversos que lo primero que buscan en ellas es sexo, y que al no conseguirlo, cobran su venganza en el destino de cualquier otra, considerada según el concepto de mi fallecido padre "menos agraciada", porque según sus ojos: "en el mundo no había mujer fea". Pensamientos sabios de un nombre experto en el descubrimiento de los encantos femenino. En medio de mis fantasías internas, recordé a mis amigos cuando en una de nuestras pláticas, aseguraban que el perfil de todas las mujeres en cada uno de sus estilos las convertía en merecedoras del título "brujas por naturaleza". Me reí con mis recuerdos, confirmando para mis adentros la certeza de aquellas palabras; aunque no precisamente en el sentido negativo del asunto, sino con la seguridad de que esos encantos eran tan fuertes y ea energía tan arrolladora, que las aseveraciones relacionadas al tema, hechas no sólo por mis amigos, sino por miles de hombres de cada rincón del planeta, eran absolutamente verídicas, pues al fin de cuentas, era el amor de ellas lo que terminaba  por embrujarnos a todos, aunque en nuestro caso masculino siempre entrara primero por los ojos. Nuestra mayor debilidad, la perdición que nos enviaría a los hombres al infierno. Suelto una carcajada al recordar las palabras de Frank cuando en una ocasión me dijo: "Si las mujeres son las culpables de que vayamos todos al infierno, entonces yo quiero ser Satanás para poder tener acceso a las más malas". Era inumerables las frases de mis ex amigos. No supe por qué se me acercaron a mi mente aquellos recuerdos obscenos de mi peor época de galán infalible.
   Brynne comenzó a impancientarse mientras yo continuaba viéndola desde la distancia. No me reconocía a mi mismo hundiéndome en un río de dudad que en nada se parecían a mi poblada experiencia. ¿Cómo era posible que no encontrara la manera de acercármele aún habiendo programado mi cita con ella? Continuo sintiéndome cobarde, vuelvo a reírme de mí mismo y no me importa lo que pueda decir el prójimo, ni siquiera cuando suelto la risotada encontrándome solo en mi esquina de sueños, temores e indecisiones. De repente, descubro que mi risa despierta el interés de todo el mundo, incluyéndola a ella, me convierto en el centro de atención del lugar, y cuando la gente se da cuenta de que no soy nadie conocido, vuelve la mirada a sus sitios, pero Brynne permanece observándome, hasta que me detengo y me siento un poco averngozado frente a sus ojos. Debo enfrentarlo; entonces, cambió la risa por una mirada fatal, ya no se cómo actuar, sin embargo, tengo que hacerlo. Me acerco a su mesa, ella explota en una risotada y yo la acompaño, supongo que lo hace para romper el hielo, aunque parecemos unos tontos, termina el periodo de tiempo en el que normalmente debe durar una carcajada, vuelvo a determe, y me asusto cuando descubro que ella continúa riéndose, sospecho que ya no forma parte del rompimiento del hielo, empiezo a sentir que se burla de mí y comienzo a sentirme como un verdadero estúpido, me molesto mientras se lo demuestro con los ojos. Finalmente ella se detiene.

   -¿Cómo estás Brynne? -la saludo un poco serio.
   -Hola Tom -me lo dice con malicia.

   Siento dudas; no encuentro todavía un argumento para entretenerla; ella trata de coquetearme con los ojos que observan el cuelo, vuelve a bajarlos sensualmente, luego me enseña los labios, siento que me seduce aunque no estoy totalmente convencido de eso; lleva puesta una minifalda que deja ver unas piernas muy carnosas; las mismas que cruza en el preciso instante en que no puedo dejar de mirarla. Sus movimientos son lentos, pero decididos, y aunque llevo mucho tiempo de abstinencia, no me convenzo plenamente de lo que veo. Ella me pone nervioso, comienzo a asustarme; definitivamente no la recuerdo, aunque ella me asegure de que sí nos conocemos desde hace mucho tiempo. De repente, me siento en peligro cuando descubro en ella deseos de tener sexo; nunca antes en mi vida me había sentido tan asediado, y aunque casi todas lo habían querido, siempre fue necesario para mí, realizar algún tipo de trabajo para convencerlas, aunque fuera muy sencillo. En ese instante recordé mi situación con Alice, con quien no tuve que realizar mayor esfuerzo para llevarla a la cama, o había llegado a mí de manera tan directa como Brynne. ¿Qué estaba ocurriendo con las mujeres? Me pregunté asombrado.
   Quise pensar que Luisa no era un mujer bueno, pero me sentí extraño en ese instante. Me acordé de mi pasado mientras volví a repetirme que todas eran buenas. Ella se tiró en mis brazos  y me regaló un apasionado beso que no pude dejar de corresponder, me sentí fallando de nuevo, no fui capaz de rechazar su propuesta. Me fui con ella para su casa y en el preciso instante en que se quitó la ropa se bloqueó mi mente, descubrí la primera traición de mi amigo Sheldon, puesto que permaneció dormido. Fui un total fracaso. Ni siquiera deseo recordarlo.

   -Perdóname Brynne, no entiendo qué me está sucediendo, nunca antes me había pasado algo así -le dije sin encontrar algún otro argumento válido para convencerla.
   -No te preocupes, que también es la primera vez que me pasa algo así, y como dice la gente: "siempre hay una primera vez para todo" -me lo hace saber con una carcajada que le fue imposible evitar. Empiezo a sentir que todos los colores se me suben al rostro y no encuentro la manera de evitarlo, no me siento capaz de hablarle; era evidente que ninguna disculpa podría ser válida para justificar una falla como ésta.
   "Soy un estúpido",me digo por dentro, le respondo tres cosas y salgo corriendo.





2 comentarios:

  1. Que fue con Brynee!! Solo quiere sexo con el?

    Siguelaa esta buenizimaa la fic.. Me encanta estoy muy curiosa por saber q pasaraa *.*

    Bye cuidate

    ResponderEliminar
  2. Tom es tan asklhds
    es un caso perdido ok no pero bueno
    espero lo proximo
    cuidate mucho y gracias por tus palabras :)

    ResponderEliminar

Nos vemos en la siguiente escena.
Gracias :3