23 de abril de 2013

TRIGÉSIMA TERCERA ESCENA

La oscuridad de la noche por fin logró desvanecerse por completo con la aparición de la luna; yo había dejado mi auto estacionado un poco lejos de la casa de Hanna; era necesario caminar a través de la naturaleza para respirar un aire renovado y puro que me permitiera descubrir las palabras precisas para invitarla a cenar. Esta vez no pensaba ir con ella a mi casa, mucho menos llevarla a la cama; era extraño que mis intenciones en esta ocasión fueran diferentes a mis intereses de siempre. Ahora sólo quería conseguir una cita para conocerla, saber cuáles eran sus gustos, sus deseos, sus sueños, en general su vida. Me aproximé a una cuadra y mi corazón empezó a  recordarme que me acompañaba, cuando aceleró sus latidos; nunca antes en la vida me había sentido tan estúpido, y lo peor era que empezaba a gustarme la idea de verme involucrado en tal situación. Volví la mirada hasta la ventana y alcancé a verla, se encontraba vestida con ropa ligera, de inmediato empecé a imaginarla sin esa ropa y nuevamente ella invitándome a poseerla. ¿Qué tonterías estaba pensando? Quise imaginarla cerca, pero esta vez no intentaba hacerle el amor, sorpresivamente sentí deseos de abrazarla nuevamente fuertemente y no volver  a soltarla. Me reconforté. Luego regresé con mi mente y vi que se encontraba hablando por teléfono; en ese momento empecé a sentir un dolor muy fuerte en el cuerpo. ¿Aquel sería en sentimiento al que le llamaban celos? No podría ser. Yo nunca había sido víctima de algo similar y ese dolorcito que estaba sintiendo en mi estómago no me gustaba para nada. Me detuve, respiré profundo para contar hasta diez. Una vez logré calmar un poco mis nervios, subí el primer escalón de la entrada de su casa, volví a respirar mientras mis mente buscaba nuevas excusas para dirigirme a ella.

   -Hanna, de casualidad, pasaba por el frente de tu casa y decidí venir a saludarte. -¿Qué clase de estupideces estaban pasando por mi cerebro- No, esa no es la frase apropiada -me dije a mi mismo-. Hanna, vengo saliendo de casa de mi amigo David, y como vive sólo a unas cuadras de aquí decidí... otra mala excusa -volví a repetir para mis adentros.
   -Hanna, desde nuestra presentación no he podido dejar de pensar en mí. -¿Qué locuras estaba diciendo? ¿Cómo se me ocurría pensar que Hanna era una quinceañera? No, creo que en esta ocasión las cosas no saldrían tan color de rosa como lo habían salido siempre- No Tom, esta vez no será tan fácil como en las demás ocasiones -me dije nuevamente, sintiéndome frustrado y decepcionado por mi cobardía. Por última vez volví a respirar profundamente, y decidido a inventar cualquier excusa, subí los escalones que faltaban para llegar a su puerta. de repente escuché el interior de la casa una voz de hombre que traspasaba la puerta y llegaba hasta mis oídos. Aquella voz llamaba insistentemente a Hanna. Ahora sí empecé a sentirme como un perfecto idiota. ¿Cómo era posible que Hanna se encontrara acompañada? ¿Sería el mismo tipo que había estado con ella aquel día en la obra de teatro? No quise aceptar que estaba siendo desplazado por cualquier pendejo, sin embargo, me llené de terror, y antes de echar a perder mis planes, preferí retirarme sin intentarlo. ¡Qué fiasco!
   La penumbra empezó a hacerse cada vez más fuerte cuando la niebla se apoderó de mi camino; nunca supe si era realidad o fantasía lo que estaba viviendo en aquel momento en que mis pensamientos volaron hasta cada una de las mujeres que había acariciado con mis manos. Todas eran hermosas pero ninguna había llegado hasta mi corazón. No sabía si estos nuevos latidos que empezaba a sentir dentro de mí cada vez que pensaba o veía a Hanna era realmente lo que la gente había bautizado con el nombre de amor; era importante para mí encontrar la oportunidad para averiguarlo; sentía que lo merecía, sentía que si esta obsesión no me había ocurrido antes por otra mujer. Era porque ni9nguna se había ganado mi interés, porque el destino era así y por lo tanto, dentro de él, sólo Hanna podría formar parte. Eso fue lo que sentí. Me senté a pensar, la temperatura bajó de nuevo, no podría ser tan tonto de volver a terminar en alguna asquerosa cama de hospital. Regrese.




4 comentarios:

  1. ay pobre Tom..!! :$
    quien sera ese hombre??
    siguelaa esta muy interesantee...
    bye cuidate :D

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  2. Hola! Pobre de tom u.u, sera que hanna este casada?? O.o siguela! Esta interesante :)

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  3. pobre tom!!! pobre mi cuñis xD
    espero el prox
    bye cte:)

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  4. Pobrecito Tom
    awww ya quiero leer mas
    esta genial
    sube pronto
    cuidate bye

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Nos vemos en la siguiente escena.
Gracias :3